Este pequeño país se encuentra en Galicia y aún se puede visitar. Esta es la historia del país que no pertenecía ni a España ni a Portugal.
Andorra, Gibraltar, España y Portugal. La península ibérica, situada entre el océano Atlántico y el mar Mediterráneo acoge estos cuatro territorios; el panorama geopolítico tiene muchos matices, y entre los grandes estados de España y Portugal también hay que contar con un pequeño principado y un territorio británico de ultramar. Sin embargo, hubo una época de la historia en la que esta zona de Europa contaba con cinco naciones. ¿Cuál es la quinta?
Si bien no superaba los 30 kilómetros cuadrados de superficie, esta quinta nación existió y se localizaba entre España y Portugal. Se trata de Couto Mixto y no fue reconocido como país durante un breve espacio de tiempo, sino que ostentó el título de nación durante siete largos siglos.
El origen de la quinta nación
La República de Couto Mixto era una micronación independiente ubicada en la región gallega, dentro de, posiblemente, uno de los capítulos menos conocidos de la historia europea. No surgió a razón de una conquista de territorios sino de una anomalía jurídica medieval que le otorgó su propio sistema de administración, derechos y privilegios.
Con origen en el siglo XII, al territorio se le concedieron beneficios especiales y autonomía, probablemente debido a su ubicación estratégica. Nos encontramos en la época en la que se firmó el Tratado de Zamora, gracias al que Alfonso I de Portugal y Alfonso VII de León establecieron el 5 de octubre de 1143, un acuerdo que suele marcarse como el nacimiento del reino de Portugal y el inicio de la dinastía alfonsina.
Curiosamente, tras el establecimiento de esa espectacular frontera entre España y el nuevo reino de Portugal, se creó un pequeño espacio fuera de la ley por el que nació un particular “microestado” compuesto por solo tres villas: Rubias dos Mixtos, Meaus y Santiago de Rubiás. Esta última fue considerada la capital del país.
Gobierno
Couto Mixto estaba gobernado por una república federal cuyo sistema político se basaba en tres jueces electos, conocidos ‘home de acordo‘ seleccionados de dichas tres villas y el ‘xuiz’ o juez que ejercía la función de presidente del Gobierno y se elegía democráticamente; es decir, eran los propios vecinos los que elegían al juez o jefe político cada tres inviernos que ejercía la máxima autoridad. Estos jueces tenían poderes administrativos y judiciales, gestionaban los asuntos locales y resolvían disputas sin interferencia de autoridades externas a pesar de ser un territorio tan pequeño y aparentemente intrascendente. Como curiosidad, la iglesia de Santiago ejercía las veces de Parlamento y allí se almacenaba el tesoro del Couto Mixto: un cofre con tres cerraduras (uno por cada juez) que atesoraba los documentos oficiales de la nación.
Imagina vivir en una pequeña comunidad donde las decisiones sobre asuntos locales las toman líderes electos dentro de la propia comunidad, sin tener que esperar a un gobierno central. Sus habitantes disfrutaban de un grado de autogobierno democrático que era bastante raro en el contexto de la Europa medieval cuando España aún no era España yEuropa aún lidiaba con luchas de poder por muchos frentes distintos.
Aunque no extraña que con un país tan pequeñito de unos 27 kilómetros cuadrados, no tuviese una gran cantidad de población. Entre las tres villas apenas alcanzaban a ser un millar de habitantes y puede ser que esta característica, junto al hecho de que no era un lugar particularmente floreciente. hiciera que la pequeña nación pasara desapercibida durante tantos siglos.
Su estructura social era igualitaria, muy centrada en la comunidad y la asistencia mutua, que era esencial para la supervivencia en una región tan aislada. Hablaban gallego y celebraban fiestas locales que proporcionaban un sentido de identidad y tradición, vinculando el presente con el pasado. Sus ciudadanos podían optar por elegir su nacionalidad: podían decidir ser ciudadanos españoles, ciudadanos portugueses o ciudadanos de la República de Couto Mixto. De la misma forma, tampoco estaban obligados a realizar servicio militar, ya que este microestado no necesitaba aportar soldados a la causa, a la par que tampoco tenían que pagar impuestos y podían comerciar y cultivar libremente. (Imagina la cantidad de contrabando que existiría teniendo en cuenta que no había control fiscal ni de aduanas. Ni qué decir lo interesante que sería para los prófugos de la justicia).
¿Cuándo dejó de ser un país?
La anomalía territorial encontró su fin muchos siglos después de su nacimiento. La independencia de Couto Mixto duró hasta el Tratado de Lisboa de 1864, cuando el territorio se dividió oficialmente entre España y Portugal dando carpetazo al asunto. El Tratado de Lisboa se centró principalmente en resolver disputas fronterizas en curso y cuestiones relacionadas con la soberanía mutua, algo que afectó a la anomalía histórica de la independencia única de Couto Mixto.
El territorio se incorporó a España y, desde entonces, solo queda su recuerdo. Se erigió en 2008 una estatua en honor a Delfín Modesto Brandón, que ejerció de último juez de la pequeña nación y también se conserva una réplica de un cofre con el archivo de la vieja república en la iglesia de Santiago de Rubiás, como recordatorio a esa época en la que esa región quedaba custodiada por el gobernador de cada ciudad del reino.