En plena polémica por la independencia de Cataluña, los habitantes del Couto Mixto, una antigua república gallega que ya existía tres siglos antes de la ‘creación’ de España, reivindican su legado: “Más rico que el de otros territorios con pretensiones”. Les preguntamos si querrían irse de España: ¿Independencia? Lo que nos venía bien es un bar”.
El culto a los difuntos en la Galicia rural ha llegado a tal punto que se han puesto a exhumar un país entero. Uno que el año que viene cumplirá 150 años muerto. Se llamaba República del Couto Mixto y se encontraba en la frontera entre Ourense y Portugal. Tenía forma de triángulo isósceles: el que aún forman sus tres pueblos, Rubiás, Meaus y Santiago, separados por tres kilómetros y medio. Se cree que existió durante 700 años, desde el siglo XII -tres siglos antes de la creación de España- hasta que se formalizó el Tratado de Lindes en 1868, que supuso el fallecimiento del que, según los máximos expertos en su historia, era el Estado más antiguo de Europa.
Su hallazgo, como quien encuentra un cadáver, se debe en parte a la Policía. Fue el ex jefe superior del cuerpo en Ourense, y hoy senador por el PSOE, Luis García Mañá, quien realizando una investigación sobre las fronteras entre España y Portugal encontró los documentos legales de una fábula que le contaba su madre, ex maestra en Rubiás. Había una princesa que reinó después de muerta, un arca de tres llaves y un camino privilegiado que cruzaba la frontera, que sólo podían utilizar unos hombres a los que llamaban los mixtos. No pagaban impuestos, no aportaban hombres a ningún ejército y tenían su propio gobierno, al margen del portugués y el español.
Cesáreo es un mixto. Tiene vacas en Santiago, rubias gallegas, de ésas gigantes que al pasar en coche parece que atraviesas un parque jurásico. Éste está salpicado de petos de ánimas para pedir la intercesión de las almas del purgatorio. Se extiende sobre el valle del río Salas, bajo el muro abrupto, en verano pajizo y en invierno blanco, de la Sierra de Larouco. Debe su nombre al dios celta Larauco, cuyos atributos masculinos le sirvieron hace poco para ser imagen de un congreso de urología en Vigo.