Tras decenas de lustros de olvido, el Couto Mixto hace años que se reivindica con fuerza. La conocida como «a Andorra galega» fue un territorio independiente que mantuvo sus privilegios y la libertad de plegarse a las leyes de España y Portugal, un espacio que solo obedecía las reglas dictadas por los jueces honorarios -uno por cada pueblo del Couto Mixto- y que mantenía su propio estatus: ni reclutaba hombres para los ejércitos de ninguno de los dos estados ni las autoridades de dichas naciones podían entrar en el territorio, lo que en la práctica suponía un refugio seguro para los que querían eludir a la justicia de ambos países. La Asociación de Amigos do Couto Mixto potencia desde hace años la recuperación de su legado y concellos e instituciones apoyan la puesta en valor de la zona.
La singularidad del territorio ya fue objeto de iniciativas aprobadas en el Congreso y en el Parlamento de Galicia. Ahora es el Senado el que insta al Gobierno a que promueva la candidatura del Couto Mixto para acceder a la consideración de patrimonio inmaterial de la Unesco. El acuerdo es fruto de una iniciativa presentada por el senador socialista ourensano Luis García Mañá.
Estado en la «raia»
Como se recuerda en la iniciativa, en el siglo XII se creaba el reino de Portugal y «en uno de los confines liminares, entre lo que hoy es la provincia de Ourense con las tierras lusas de Trás-os-Montes, queda olvidado un territorio lejano, montañoso y frío, que a lo largo de los años va generando una organización privilegiada» y está ligado a la Casa de Bragança.
Con el paso del tiempo este territorio, el Couto Mixto, pasó a estar formado por cuatro aldeas -Santiago, Rubiás, Meaus y Pena (ya desaparecida)- y adquiere una naturaleza ambigua y mixta «que deriva en cierta independencia tácita de los dos países». Las disputas entre las casas de Monterrei y Bragança dieron como resultado un territorio privilegiado. Así, los vecinos del Couto podían elegir nacionalidad el día de su boda, gozaban del derecho de asilo, no pagaban tributos ni a España ni a Portugal -con excepción de una alcabala-, elegían por sufragio al representante del pueblo, podían comerciar con cualquier producto y no estaban obligados a utilizar en sus negocios impresos oficiales de ninguno de los dos países. En 1864 se firmó el Tratado de Límites, que cercenó las aspiraciones portuguesas y adscribió el territorio del Couto Mixto a Ourense -a cambio Portugal se llevó la parte española de Soutelinho, Cambedo y Lamarcos-.
Desaparición hace 150 años
La iniciativa del senador Luis García Mañá tiene su origen en la celebración de los 150 años de desaparición del Couto Mixto, en 1868 se finiquitó el sueño y la utopía del territorio indenpendiente, y ahora el Senado se ha posicionado a favor de la singularidad del espacio ourensano. Así, la comisión de Cultura del mismo acordó instar al Gobierno para que el grupo de trabajo de Patrimonio Mundial e Inmaterial «apoye y defienda en las instancias internacionales oportunas, la inscripción de la candidatura del Couto Mixto en la lista representativa del patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco».