El conselleiro de Cultura, nombrado juez honorario del Couto Mixto en Ourense, un modelo con siete siglos de historia
El arcón de las tres llaves volvió a abrirse ayer en la iglesia de Santiago de Rubiás en el acto de nombramiento de dos nuevos jueces honorarios del Couto Mixto, un territorio con autonomía política y administrativa en la “raia” seca de Ourense que nació en el siglo XII con independencia de las coronas española y portuguesa y que funcionó como una república democrática regida por el autogobierno hasta el Tratado de Lisboa, en 1864.
Los siete siglos de convivencia justa y pacífica se mantienen vivos en la memoria de este territorio en la frontera portuguesa entre los pueblos de Santiago, Rubiás y Meaus, en los concellos de Baltar y Calvos de Randín, y los recuerdos están custodiados por el arcón del siglo XV que se ha convertido en el símbolo del poder del pueblo que regía en este territorio.
El Couto Mixto es un territorio de casi 30 kilómetros cuadrados que se regían por normas propias, sin impuestos y sin obligaciones con los estados fronterizos de España y Portugal, con justicia y gobierno a cargo de un representante de cada vecino que se reunía en asamblea en el atrio de la iglesia de Santiago y guardaba sus acuerdos en un arca de madera con tres llaves.
El conselleiro de Cultura, Jesús Vázquez, y la vicepresidenta de la asociación Ponte nas Ondas, Lourdes Carita, son los nuevos jueces honorarios que ayer apelaron a los principios del Couto Mixto como ejemplo de justicia y democracia. El titular del gobierno gallego asumió la responsabilidad del nuevo nombramiento y anunció que a partir de ahora, el modelo de este territorio “será para mí, la mejor guía de la conducta política”. Vázquez ve en aquellos jueces y Homes de Acordo que representaban el poder del pueblo “un ejemplo de conciencia, honestidad y concordia” y confesó que “tenemos mucho que aprender” de ellos y sus “principios inquebrantables”.
Durante siete siglos, las gentes que habitaron este territorio contaron con una serie de privilegios y derechos especiales como el de asilo, el de no dar soldados o de dispensa de impuestos. También gozaban de libertad comercial y de cultivo y de exención de nacionalidad. El profesor y miembro de la Asociación de Amigos do Couto Mixto, Xosé Manuel Cid recordó en el atrio de la iglesia, ante la escultura que recuerda al último juez Delfín Modesto Brandón, que el Couto Mixto tuvo el gallego como lengua oficial, pero también el castellano y el portugués, “era un territorio en el que el juez servía al pueblo y no al poder”. Propuso a todos mantener esto vivo en la memoria para que estos principios “no desaparezcan en un mundo dominado por el neoliberalismo avezado”.
También Lourdes Carita propuso mirar hacia el Couto Mixto y reivindicó la importancia de las tradiciones orales galego-portuguesas lamentando que “por falta de voluntad política de Madrid y Lisboa” no fuese declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco: “Se rechazó porque abarcaba demasiado, ¿tenemos culpa de tener un patrimonio tan rico?”, se preguntó. “Nos dijeron que abarcamos demasiados elementos como para que este patrimonio tan rico que nos une fuese protegido como patrimonio inmaterial por la Unesco y no triunfó esta propuesta pero, realmente, fue por la falta de voluntad de Madrid y Lisboa, pero seguimos trabajando para que este patrimonio que nos da identidad siga cosechando reconocimientos internacionales”, ha añadido.