MARISU MORENO
En la provincia gallega, tres pequeños pueblos guardan el legado de una comunidad libre que desafió los límites del tiempo y la historia
En plena Edad Media, mucho antes de que España fuera España, hubo al sur de lo que hoy es la provincia de Ourense en su límite con Portugal una pequeña república, que mantuvo su independencia durante siete siglos, hasta mitad del siglo XIX. Este microestado estaba formado por los pueblos de Santiago de Rubiás, Rubiás (en el actual municipio de Calvos de Randín) y Meaus (en el actual municipio de Baltar), un área de apenas 26,9 kilómetros cuadrados de superficie que se gobernaba de forma autónoma. Disponía de un mercado propio, libre de aranceles, donde podían comerciar con lo que quisieran sin la necesidad de disponer de un permiso real, escapando a la autoridad de los reinos vecinos.
Los orígenes de este microcosmos de libertad se remontan al siglo XII coincidiendo con el proceso de independencia de Portugal, tras la firma del Tratado de Zamora. La dificultad de ordenar ese límite de más de 1.200 kilómetros de longitud, un territorio fronterizo conocido como La Raya, permitió a los tres municipios gallegos independizarse y constituirse en una especie de república federal conocida como el Couto o Coto Mixto.
Una de las primeras repúblicas de Europa
Se convirtieron de esta manera en una de las primeras repúblicas de toda Europa. Eran apenas unos 1.000 vecinos que elegían a su máximo representante cada tres años. Además, contaban con la figura de los tres Hombres de Acuerdo (homes de acordo), uno por cada pueblo. Los habitantes del Coto tenían la posibilidad de elegir la nacionalidad española, la portuguesa o renunciar a ambas. Además, estaban dispensados del servicio militar, no pagaban impuestos y tenían derecho de asilo, ninguna persona podía ser detenida en el territorio, con la excepción de los delitos de sangre.
Este modelo de organización, que favoreció el comercio, pervivió hasta el reinado de Isabel II, cuando Portugal y España iniciaron negociaciones para acabar con esta anomalía territorial. El Tratado de Lisboa privó al Coto Mixto de su soberanía y los tres municipios fomaron a pasar parte de Galicia.
El legado de una república independiente
El legado del Coto Mixto, sin embargo, pervive hoy en día. El atrio de la iglesia de Santiago de Rubiás, en Calvos de Randín, era el escenario donde se reunían vecinos y autoridades en el marco de esta singular democracia medieval. Allí encontramos la estatua homenaje a todos los jueces de paz que hubo en el coto, personalizada en el último, el juez Delfín Modesto Brandón. La escultura fue inaugurada en 2008, coincidiendo con el 150 aniversario de la abolición del Coto Mixto.
Cada año, el Coto Mixto celebra ceremonias conmemorativas para rememorar su pasado, simbolizando el orgullo de haber sido un territorio diferente, que, hasta 1868, se regía por sus propias leyes. Los diferentes actos conmemorativos se celebran en el atrio, donde se recuperan de forma simbólica el papel de los tres hombres de acuerdo, los representantes de los tres municipios.
El arca de las tres llaves
La iglesia de Santiago custodia una réplica del arca en la que se guardaban los documentos relativos a todas las decisiones adoptadas por el juez y los hombres de acuerdo. Cada uno de estos últimos guardaba una de las tres llaves que eran precisas para abrir el arca, algo que se realizaba con gran solemnidad.
Además de las tradicionales casas de piedra gallegas, se pueden visitar ejemplos de casas señoriales que datan del siglo XIX, muchas de ellas ligadas a las familias que ostentaban el poder local.
La antigua casa rectoral próxima a la iglesia acoge en la actualidad una instalación que nos permite conocer un poco mejor la historia del lugar. Se trata del Centro de Interpretación del Coto Mixto, que nos abre las puertas al otro gran punto de interés de la zona, un espacio en el que las fronteras entre Galicia y Portugal también se difuminan, la Porta de Calvos de Randín al Parque Natural Baixa Limia-Serra do Xurés, un espacio natural transfronterizo que en el año 2009 fue declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco.
Naturaleza y rutas en el Coto Mixto
Para quienes visitan el Couto Mixto hoy, la belleza natural es uno de sus mayores atractivos. Rodeado por los montes de la sierra del Xurés y cercano al parque natural de Baixa Limia-Serra do Xurés, este enclave ofrece impresionantes vistas, rutas de senderismo y la posibilidad de conectar con la naturaleza en su estado más puro. El clima de montaña y los paisajes verdes son el marco perfecto para explorar los antiguos caminos que unían los tres pueblos y servían de rutas comerciales hacia Portugal.
En Calvos de Randín y Baltar encontramos uno de los destinos ornitológicos más apetecibles y singulares del noroeste ibérico. Sorprende por su mezcla de plantas y animales, tanto atlánticos como mediterráneos, y por sus relieves sinuosos, con amplios valles y montañas de más de 1000 metros de altura. Los valles de los ríos Salas y Faramontaos (afluentes del Limia) y las lamas (vegas) de Tosende, Santiago, Vilamaior da Boullosa y Golpellás conforman paisajes sorprendentes.
Este marco de gran valor ecológico se completa con la Serra do Larouco, prolongación al este de la Serra do Xurés, que con sus casi 1400 metros de altura ofrecen un amplio abanico de hábitats repletos de vida: desde el roquedo desnudo y el matorral ralo hasta pinares y densos robledales.